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La escasez de plazas de garaje en venta en pleno centro de Gijón está llevando a pedir ya cantidades astronómicas por las que van saliendo con cuentagotas. El coste en propiedad de un plaza de entre 12 y 15 metros cuadrados puede alcanzar en calles como Corrida, Los Moros y San Bernardo los 54.000 euros. Esto supone unos 4.000 euros por metro cuadrado, el mismo precio que el de la vivienda usada en esa misma zona exclusiva de la ciudad. Una equiparación que confirman las propias agencias inmobiliarias. La rebaja es sólo de 6.000 euros, esto es, 48.000, si el garaje en cuestión está localizado en el entorno de Begoña y de la Plazuela. Estos precios multiplican por cuatro lo que se pagaba por la misma superficie de asfalto destinada a aparcamiento hace tan sólo una década.
Además, muchas de estas plazas por las que ahora se piden auténticas fortunas ni siquiera tienen rampa de acceso directo en sus respectivos garajes. La mayoría están en sótanos de edificios a los que hay que acceder mediante ascensores de coches. Estas incomodidades tampoco amortiguan las altas pretensiones económicas de los propietarios que deciden vender. Así, por ejemplo, ahora mismo dos plazas en las circunstancias descritas han salido a la venta, a través de la Agencia Álvarez, en la calles de Santa Doradía y de Santa Lucía. Por la primera piden 48.000 euros y por la segunda, 45.000. En un segundo escalafón de precios, en cuanto a su carestía, se sitúan plazas de garaje en zonas consideradas como 'semicentro'. Se tratar, por ejemplo, de barrios como La Arena, las calles en el entorno de la estación de ALSA y avenidas como la de la Constitución. La horquilla de precios en estos casos oscila entre 37.200 y 30.000 euros. En El Llano, dependiendo de la calle en cuestión, también hay plazas a la venta muy caras. Por ejemplo, por una en la calle de Juan Alvargonzález, eje comercial de la zona, existe una oferta de 27.000 euros. En el entorno de Manuel Llaneza y el área del centro comercial Los Fresnos, el desembolso medio por una plaza de garaje adquirida en propiedad se sitúa entre 18.000 y 24.000 euros (tres y cuatro millones de pesetas). Estas cantidades son también las que se manejan para barrios tales como Nuevo Gijón y Pumarín. Entre las zonas más asequibles se encuentran áreas residenciales en expansión como Viesques (16.800 euros) y Montevil (14.000). En ambas el metro cuadrado para aparcar está muy por debajo de su precio correlativo para la vivienda usada debido a la falta de problemas para estacionar en la calle y a que no hay zona azul. En La Calzada, en Santa Olaya, el precio desciende a 12.000 euros. Pero en El Natahoyo, otra zona con escasez de plazas, las peticiones ascienden a 23.000. Las inmobiliarias consultadas por EL COMERCIO aseguran que en los últimos años mientras el precio de la vivienda de segunda mano tiende a estancarse, la cotización de las exiguas plazas a la venta en garajes del casco urbano no ha parado de crecer. A razón del 15% anual. «La gente pide barbaridades y se aprovecha de que existe mucha demanda y muy poca oferta», explica una empleada de la Agencia Álvarez. Además, la tendencia, según los expertos, es el cierre rápido de acuerdos de compraventa entre particulares. Si un propietario quiere desprenderse de su plaza coloca un cartel y casi en el acto encuentra alguien que se la queda. De hecho, un porcentaje muy pequeño de esas transacciones se gestionan con la intermediación de las agencias. En esos casos suelen incluirse en operaciones inmobiliarias. A veces se ofertan plazas con amplitud doble, plazas cerradas y con trastero incluido. Uso especulativo Los grandes aparcamientos de concesión municipal que funcionan en la ciudad han agotado todas sus plazas destinadas a residentes. El del Náutico, según explica su encargado José Manuel Aparicio, vendió la última hace tres años a 16.200 euros (2,5 millones de pesetas), manteniendo los precios del inicio de la concesión en 1992. Recientemente hubo plazas que cambiaron de manos por 42.000. En lo que responsables de los parkings y agencias coinciden es que desde hace años existe un «movimiento especulativo» en torno a la falta de aparcamiento. «No se invierte tanto como antes por los precios, pero se sigue haciendo», afirman.
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